domingo, 31 de mayo de 2015

Impacto de las TICS en la salud


El reto actual es conseguir que las posibilidades que las TIC ponen a nuestra dispo- sición contribuyan a una mejora de la calidad de vida y el bienestar de las perso- nas y ayuden a disminuir los desequilibrios y las desigualdades del acceso a los ser- vicios de salud de los ciudadanos, optimización de la relación coste / beneficio, a la vez que favorecen su desarrollo y crecimiento. En definitiva, unos Sistemas de Salud más integrados y no sólo más interconectados.


El sector salud tiene unas características que lo diferencian de otros sectores y que
es necesario tener en cuenta a la hora de desarrollar estrategias para promover y fomentar la introducción de las TIC. 

La sanidad es uno de los sectores más intensivos en el uso de información, de forma que podría presentarse como un sector prototipo “basado en el conocimiento”. Otros factores a tener en cuenta son: es un sector con un alto grado de regulación; de gestión fundamentalmente pública; altamente fragmentado; el pago indirecto lo hace poco sensible al coste y está muy influido por la información.
La visión del impacto de las TIC va mucho más allá que la implantación en la red de portales de Salud dirigidos a consumidores o profesionales. Una de las líneas de mayor empuje general a la intro- ducción de las TIC corresponde a las grandes iniciativas políticas, tanto a nivel nacional y autonómico como las desarrolladas en la Unión Europea.
La incorporación de las TIC al mundo sanitario está suponiendo un motor de cambio para mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, favoreciendo el desarrollo de herramientas dirigidas a dar res- puesta en áreas como la planifica- ción, la información, la investigación, la gestión, prevención, promoción o en el diagnóstico o tratamiento. El reto lo constituyen las TIC como la base sobre la que de implantan aplicaciones verdaderamente útiles. En este sentido cobran una gran relevancia las actividades de investigación y de transferencia al sistema de salud en entornos de colaboración entre todos los agentes implicados y centrados en el paciente. 


En el sector sanitario existe una larga historia de utilización de las TIC. Tradicionalmente la tecnología ha actuado de soporte para los profesionales sanitarios en forma de instrumentos y medios diagnósticos y terapéuticos muy diversos. Más recientemente, las TIC han extendido su utilización a las actividades de gestión, planificación y adminis- tración de la empresa sanitaria y ahora se están abriendo sus capacidades a todos los actores, incluyendo también a los pacientes y ciudadanos en general.
Los hospitales se están convir- tiendo cada vez más en entidades con múltiples necesidades de buenas comunicaciones entre médicos y otro personal sanitario, pacientes y personal administrativo y de gestión. La incorporación de las tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) también afecta a los servicios de salud con sistemas que facilitan la movilidad del personal sanitario mientras tiene acceso a historiales médicos y otros datos relativos al paciente en cualquier parte y en cualquier momento con sistemas de interfaz amigable.
 
 

 Una de las principales motivaciones para la aplicación de las tecnologías de la información por las organizaciones sanitarias, se encuentra la mejora de la eficiencia en la gestión. En la provisión de los cuidados médicos intervienen una multiplicidad de agentes que necesitan comunicarse, compartir e intercambiar información.
La calidad y la viabilidad econó- mica de una asistencia sanitaria tal como demanda la sociedad actual depende de la incorporación efectiva de las nuevas tecnologías. La plena incorporación de las TIC al mundo sanitario está suponiendo la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, favoreciendo el desarrollo de herramientas en áreas como la investigación, gestión, planificación, información, prevención, promoción o en el diagnósti- co o en el tratamiento. El reto es que la tecnología sea la base sobre la que se implanten aplicaciones
verdaderamente útiles.
La tecnología se debe contemplar como la herramienta y no como el fin en sí misma. El valor está en la capacidad de construir soluciones a problemas prácticos reales haciendo llegar a los ciudadanos mejoras tangibles en la calidad y acceso a los servicios de salud del futuro. 
 

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